Ciudad de México.- El eclipse total de Sol ha comenzado a apreciarse desde la Tierra.
Será visible de forma total en Estados Unidos, y de forma parcial en Centroamérica, el norte de Sudamérica y Europa.
Para evitar daños en los ojos, los expertos recomiendan el uso de lentes especials o la utilización de equipo de protección para soldadores.
Los rayos solares pueden quemar la retina y causar daño permanente o de largo plazo, como manchas oscuras en el centro de la visión.
La ciudad que tendrá ‘primera fila’ para observar el fenómeno será Lincoln Beach, en Oregon, donde será visible a partir de las 10:15 hora local.
Deberá terminar a las 14:49 hora local cerca de Charleston, Carolina del Sur.
La última vez que un espectáculo semejante se vio desde la costa del Pacífico a la del Atlántico fue en 1918.
Un tipo de eclipse diferente, uno anular de Sol, cruzó Estados Unidos de una costa a la otra en 1994, pero como la Luna se encontraba en su punto más alejado de la Tierra, tapó alrededor del 94% de los rayos del Sol.
Excélsior
La Paz, Baja California Sur.- Un grupo de científicos del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) evalúa vehículos sumergibles operados remotamente (ROV, por sus siglas en inglés) para el monitoreo de peces arrecifales en la zona marina de los 30 a 150 metros de profundidad.
El doctor Eduardo F. Balart Páez, investigador titular del Cibnor, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y codirector del estudio, indicó que pretenden establecer una relación entre los valores obtenidos en el monitoreo de peces, por medio del ROV y a través del buceo scuba, para poder interpretar los datos de monitoreo de modo más preciso con el minisubmarino.
“Lo primero que tenemos que hacer es validar lo que observamos con el aparato, en comparación con lo que observan normalmente los humanos; necesitamos calibrar lo que vemos, de tal manera que cuando bajemos a mayor profundidad, en donde el humano no llegue, sepamos interpretar la información”, precisó Balart Páez.
El estudio inicial requiere del análisis de registros de monitoreos de peces arrecifales realizados hasta los treinta metros de profundidad, por buzos especializados en identificación de macrofauna marina. A esta profundidad, el buceo scuba es parcialmente seguro, mientras que a profundidades mayores es necesario equipo de buceo especial y el riesgo de accidentes aumenta significativamente.
“Si observamos casi lo mismo en términos estadísticos, podemos interpretar que lo que vemos en el aparato es lo que estaríamos viendo nosotros o probablemente haya una subestimación, es decir, que el ojo humano sea más poderoso que una máquina o al revés, como estas máquinas son más silenciosas e inorgánicas, los animales no se espantarán y quizás nos permiten mejores acercamientos”, explicó Balart Páez.
El biólogo marino Jeb Rabadán Sotelo mencionó que hasta el momento las comparaciones de los monitoreos de peces son equiparables, lo que sugiere que a mayor profundidad los monitoreos requerirán de cálculos similares. Sin embargo, aún es necesario realizar más réplicas del estudio en diversos espacios marinos para confirmar el conocimiento obtenido.
“Aún estamos trabajando en la zona de los treinta metros de profundidad, haciendo la calibración de los equipos en Punta Diablo, Isla Gaviota y en Los Islotes, en Bahía de La Paz, y todavía no tenemos una diferencia significativa entre los dos métodos de muestreo”.
Investigación inédita en el golfo de California
La etapa posterior del estudio consistirá en realizar una estimación sobre distribución, abundancia y densidad, así como sobre la identificación de diversas especies de peces arrecifales que cohabitan en la zona mesofótica de los 30 a 100 metros de profundidad, así como en la evaluación de las condiciones oceanográficas y ambientales de esas profundidades.
“El plan original es grabar en video en alta definición cada 10 metros, medir parámetros ambientales y saber si la comunidad de peces cambia con la profundidad o es igual, asimismo documentar peces de interés comercial”, señaló Rabadán Sotelo.
El doctor Balart Páez afirmó que actualmente no existen investigaciones que describan las condiciones de la zona mesofótica en el golfo de California. Asimismo, destacó que es de suma importancia conocer la biodiversidad existente y sus condiciones oceanográficas y ambientales para el estudio de diversos temas, como el aprovechamiento de especies comerciales y fenómenos asociados con el cambio climático.
“De área mesofótica, que significa donde disminuye la luz —en donde comienza el reino de las sombras—, sabemos muy poco, entonces de 30 a 150 metros hay un mundo por explorar, que es muy promisorio desde el punto de vista de investigación y práctico, porque suponemos que puede haber especies de interés ecológico y comercial; encontrar poblaciones que también pueden servir como reservorios genéticos para el área somera y encontrar nuevos stock para la explotación comercial, porque todas las pesquerías van a la baja”, señaló Balart Páez.
“Además, con estos estudios podemos probar varias hipótesis, por ejemplo, muchos piensan que en las zonas someras de los arrecifes hay problemas serios por el cambio climático, ejemplificado por el aumento de la temperatura y la acidificación del mar; sin embargo, a mayores profundidades las condiciones cambian y probablemente funcionan como islas que serían como reservorios que podrían resembrar las partes afectadas”, continuó.
El biólogo Jeb Rabadán Sotelo dijo que si en la investigación identifican especies comerciales a mayor profundidad y condiciones que indiquen las exportaciones de juveniles a zonas de menor profundidad, podrían proporcionar una línea base para que tomadores de decisiones promuevan políticas públicas para el adecuado aprovechamiento del recurso natural.
Conacyt
La Paz, Baja California Sur.- Un grupo de investigadores del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), en colaboración con Pelagios Kakunjá, estudia los efectos del buceo sobre el comportamiento del tiburón toro (Carcharhinus leucas) y evalúa el impacto económico de la especie en el Parque Nacional Cabo Pulmo.
El tiburón toro es una especie emblemática de la actividad turística de buceo de avistamiento en México y en particular Cabo Pulmo, por tal motivo, los especialistas pretenden sentar las bases para garantizar la sustentabilidad del recurso natural, a través de la práctica adecuada de la actividad ecoturística.
“El Parque Nacional Cabo Pulmo está proporcionando un nuevo servicio turístico de mucha popularidad, el buceo con el tiburón toro, pero aún no se ha evaluado el valor económico que representa este recurso para la comunidad y para el parque nacional. Asimismo, surge la necesidad de llevar a cabo esta actividad de la mejor forma posible para garantizar su sustentabilidad en el largo plazo, para ello es necesario saber si esta actividad produce un efecto sobre el comportamiento del tiburón toro y cuantificar este efecto”, explicó Carmen Pasos Acuña, becaria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en el programa de maestría en ciencias en uso, manejo y preservación de los recursos naturales del Cibnor.
Para la valoración económica del recurso, los especialistas utilizaron una metodología basada principalmente en el análisis de costo de viaje por persona, desde su lugar de origen hasta Cabo Pulmo, obteniendo aspectos como el perfil del turista, origen, preferencias y nivel de satisfacción de la experiencia, entre otros.
“El resultado del análisis de la evaluación económica nos arroja que el recurso final en Cabo Pulmo está valorado en ocho millones de dólares anuales. Asimismo, tenemos aspectos, como el perfil de turistas, quienes son mayoritariamente hombres entre 30 y 50 años, el lugar de origen de los visitantes, de los cuales la mitad son turistas nacionales y, con relación al extranjero, principalmente son de Estados Unidos”, apuntó Pasos Acuña.
El estudio destacó que los turistas tienen una alta predisposición de elegir Cabo Pulmo para la práctica del buceo con tiburón toro, porque en el sitio son aprovechados los movimientos migratorios de la especie para realizar la práctica de avistamiento sin la necesidad de atrayentes, es decir, sin añadir al medio carnadas orgánicas, en lugar de ello, para encontrar a los animales, se estudian las temporadas de mayor abundancia de la especie y los sitios que mayormente frecuenta en el arrecife del parque nacional.
“La percepción que tienen los turistas es que es muy seguro bajar a bucear con los tiburones porque los guías de Cabo Pulmo les proporcionan orientación para llevar a cabo el buceo e información sobre la especie”, señaló la doctora María del Carmen Blázquez Moreno, investigadora del Cibnor y codirectora del proyecto.
En la etapa actual del estudio, los especialistas tienen resultados preliminares sobre la evaluación económica y están analizando los datos sobre el comportamiento del tiburón toro.
Para evaluar el comportamiento del animal, realizaron 450 buceos con grupos de turistas y buzos entrenados, para indagar si existen diferencias relacionadas con el número de buzos y el comportamiento de los tiburones en la interacción buzo-tiburón.
Los investigadores están implementando un protocolo de observación en el que definen pautas de comportamiento del tiburón toro, su abundancia y el tipo de situaciones en las que se dan.
“En cada inmersión se cuantificaba la frecuencia de cada pauta de comportamiento observado abajo del agua, tanto de los buzos como de las reacciones de los tiburones. En este momento, los análisis exploratorios indican que cuando se incrementa el número de buzos, disminuye la cantidad de veces que se avista el tiburón merodeando”, mencionó Pasos Acuña.
Los resultados preliminares indican que el buceo con el tiburón ha tenido mayor éxito con la implementación de estrategias de observación no invasivas.
“Estamos observando que es mucho más significativa la estrategia de observación que el número de buzos; grupos de muchos buzos han tenido mayor éxito en el avistamiento de animales, implementando una estrategia de observación, que no disturbe a los animales, que consiste —por ejemplo— en colocar el abdomen en el fondo de arena, formar una línea detrás del guía y evitar movimientos bruscos. Por el contrario, en ocasiones, cuando los grupos están dispersos e incluso siguen al tiburón, con cámaras, este último se retira del área de avistamiento”, explicó Pasos Acuña.
Adicionalmente, los investigadores colocaron cámaras para observar el comportamiento del tiburón toro en tres escenarios: sin presencia, con presencia mínima y con una alta presencia de buzos.
“Tenemos que analizar los datos para ver si la abundancia o el comportamiento varía en los sitios en donde nunca van buzos, los que son poco frecuentados y en donde la afluencia de turistas es mayor, es decir, cómo cambian las pautas de comportamiento de la especie con y sin presencia humana”, explicó la doctora Blázquez Moreno.
“Parece que lo más importante es mantenerse estático y tranquilo, en el fondo, tratando de no perturbar el campo de visión del entorno del tiburón, logrando que el tiburón se comporte lo más natural posible y evitando así comportamientos de evasión, porque el tiburón no presenta comportamiento curioso hacia las personas”, finalizó.
La información que se genere en la investigación será otorgada a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), prestadores de servicios y la comunidad pesquera del Parque Nacional Cabo Pulmo.
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