Crea ISSSTE guía para padres sobre detección oportuna de cáncer infantil
Published in Ciencia y SaludMéxico, Ciudad de México.- El ISSSTE creó la guía para padres sobre la “Detección Oportuna de Cáncer Infantil” que se reparte en todas las unidades médicas de primer y segundo nivel de atención, así como en las Estancias de Bienestar y Desarrollo Infantil (EBDI’s) ya que la detección oportuna de esta enfermedad es fundamental para poder tratar este padecimiento, puntualizó la Jefa de Servicios de Oncología Pediátrica del Centro Médico Nacional (CMN) “20 de Noviembre” del Instituto, Farina Arreguín González.
En el marco del Día Internacional contra el Cáncer Infantil, celebrado el 15 de febrero, la especialista explicó que el equipo de oncología pediátrica de este nosocomio son pioneros en realizar esta guía, asimismo, imparte educación a personal médico de otros Hospitales del Instituto a través de la Telemedicina para detallar las sospechas de esta enfermedad, la cual es la primera causa de muerte en la edad pediátrica, dijo.
“Nosotros tenemos un curso de subespecialidad por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) de oncología pediátrica, con el propósito de enviarlos a la red hospitalaria en los estados para que haya un especialista informado, preparado y certificado en el tratamiento del cáncer, no sólo en la parte médica, sino también la humana que es una característica primordial en el ISSSTE”, subrayó Arreguín González.
De igual manera, detalló que todos los viernes del mes de febrero, en honor por ser el mes internacional contra el cáncer, capacitan vía telemedicina y presencial, con el propósito de disminuir el tiempo de referencia y contrareferencia de los niños y niñas derechohabientes que puedan presentar ciertos síntomas de cáncer, “damos esas pláticas para mantener una comunicación directa aquí en el CMN y otorgar una cita en no más de 10 días, el tiempo es oro en este tipo de enfermedad y eso implica no retrasar el diagnóstico”.
Asimismo, Arreguín González agregó que el CMN cuenta con la Clínica de Sobrevivientes a Cáncer Pediátrico, la cual tiene como objetivo ofrecer a pacientes apoyo multidisciplinario para que logren reintegrarse a la sociedad, ser productivos y mantener una calidad de vida durante su crecimiento.
Mencionó que surgió ante la necesidad de prevenir y atender las secuelas del cáncer en la vida futura de los niños y adolescentes que lograron sobrevivir a este padecimiento.
“Debido al cáncer y a los efectos secundarios de los tratamientos, 90 por ciento de los sobrevivientes presentarán algún tipo de secuela. El 60 por ciento presentan alteraciones músculo esqueléticas como amputaciones, acortamiento de extremidades, deformidad de estructuras radiadas, limitaciones funcionales y de movimiento”, explicó Arreguín González.
La especialista añadió que otras secuelas frecuentes son alteraciones endocrinológicas como talla baja, síndrome metabólico, hipotiroidismo, falla ovárica e infertilidad.
Del 2 de marzo de 2016 al cierre de 2017, se atendió a 140 pacientes activos, de los cuales la mayoría cuentan entre 14 y 18 años de edad. Asimismo, se registraron 171 sobrevivientes a cáncer pediátrico provenientes de todo el país, y se otorgaron 587 consultas.
Dentro de la clínica, dijo Arreguín González, se detectan segundas neoplasias, ya que los sobrevivientes a cáncer pueden llegar a presentar otro tipo del padecimiento. “Al llegar a los 40 años, 90 por ciento de los que vencen al cáncer tienen riesgo de desarrollar hipertensión, diabetes mellitus y fallas cardiovasculares, de ahí la importancia de esta Clínica”.
Por último, resaltó que en el CMN se impulsan programas de investigación y trabajos interinstitucionales, con el propósito de intercambiar información y disminuir el cáncer infantil. Extendió una felicitación al equipo de oncología pediátrica del nosocomio quien ha permitido impulsar estas acciones en favor de las niñas y niños derechohabientes del ISSSTE, “gracias a los doctores y médicos residentes Eduardo Baños, Blanca Almazán, Alma Benito, San Juanita Sandoval, Soledad Pérez, Martha Domínguez y Rubén Sebastián”.
Carmen Báez/ Agencia Informativa Conacyt/ Ciudad de México.- Descrita a sí misma como una mujer rebelde que combina esta característica con la convicción y lucha pacífica, María del Carmen de la Peza Casares es una mujer crítica que realiza investigación acerca de los procesos sociales de significación sobre la música, cultura y política. El proyecto más reciente de la profesora investigadora de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Xochimilco, tiene que ver con políticas de la lengua en México.
En 1974, cuando aún cursaba el último año de la licenciatura en la Universidad Iberoamericana, María del Carmen de la Peza Casares ingresó a la Universidad Autónoma Metropolitana como asistente de investigación, pero actualmente es profesora investigadora consolidada.
Pronto a cumplir 44 años de labor docente e investigación en la UAM, De la Peza Casares se muestra agradecida con la institución que la ha visto crecer profesionalmente. En 2013 obtuvo la condecoración de Profesor Distinguido de la Casa abierta al tiempo.
“Ahí tuve la oportunidad de desarrollarme como profesora investigadora, puedo decir que fue mi primer trabajo. Actualmente imparto clases en el posgrado de ciencias sociales, humanidades —en las áreas de comunicación y política y estudios culturales y poscoloniales—. Normalmente doy clases de teoría y leguaje. También me gustan las clases de metodología de la investigación cualitativa”, dice.
Para la académica, también miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), la investigación social genera, además de conocimiento, comprensión de la realidad social.
“¿Para qué queremos comprender y, de alguna manera, explicar la realidad social? Para transformarla de la manera posible, porque hay situaciones de la realidad social que no nos gustan, que son injustas, producen sufrimiento, hambre, por ejemplo”, comparte.
Origen y primeros acercamientos a la ciencia social
María del Carmen de la Peza Casares nació un 23 de julio de 1952 en la Ciudad de México. Creció en el seno de una familia de ocho hermanos (seis mujeres y dos hombres). Su padre fue ingeniero y su madre ama de casa. Desde muy joven adquirió una ideología de género. Su interés por comprender la inequidad social marcaron la pauta de sus investigaciones.
“Una pregunta que me importó siempre es ¿cómo se configuran las identidades diferenciadas masculinas y femeninas en la sociedad? La diferenciación y justicia de género son preocupaciones que tuve desde muy chica. ¿Por qué tenía que ir a clase de baile en lugar de andar en bicicleta?, ¿por qué usar vestido si prefería los pantalones? Son cosas que de alguna manera me incomodaban”, comenta.
Sus intereses ideológicos se fortalecieron con su ingreso a la Universidad Iberoamericana (UIA), donde estudió la licenciatura en ciencias y técnicas de la información.
“Cuando hice mi examen de admisión aparecí en la lista de admitidas, pero el día de mi entrevista ya no figuraba. Hablé con el director y dijo que era una carrera que se estaba feminizando y que eso era muy malo para la profesión y, por lo tanto, 70 por ciento de los admitidos debían ser hombres y 30 por ciento mujeres. Esto me produjo indignación y protesté. Fue una experiencia que de alguna manera me siguió estimulando cierta rebeldía para conseguir condiciones equitativas para las mujeres”, recordó.
Por decirlo de una forma metafórica, la incertidumbre y el interés por temas sociales está en su ADN: por un lado, su abuelo paterno participó en la Guerra Cristera, un movimiento político y religioso contra las políticas religiosas promulgadas por el gobierno del expresidente Plutarco Elías Calles, mientras que su padre, desde su trinchera, militó por la igualdad y la justicia social.
“Mi abuelo fue cristero de la veta pacífica y participó en el movimiento obrerista cristiano inspirado en la encíclica populorum progressio. Siempre luchó por la libertad de credo y en contra del autoritarismo. Fue puesto preso y luego desterrado; siempre estuvo ese espíritu de la lucha, un poco por la democracia y la libertad de expresión, y mi padre me inculcó eso. Mi padre siempre tuvo un punto de vista a favor de la democracia y la anticorrupción”, comparte.
¿Por qué el bolero, el rock y otros géneros musicales como objeto de estudio?
En su quehacer profesional, María del Carmen de la Peza Casares ha explorado diversos géneros musicales, rock, ska, reggae y hasta hip hop, pero el bolero es uno de los que destaca, no solo por el carácter de la investigación sino por un vínculo personal.
La inquietud de María del Carmen de la Peza por el bolero surge en la adolescencia: a la edad de 12 años empezó a tomar clases de guitarra, donde aprendió la canción amorosa.
“Cuando fui creciendo comencé a tener contradicciones. Por un lado, el bolero me gustaba, pero tenía una idea crítica de la concepción de las mujeres en el amor y la música romántica. Por otra parte, siempre me dediqué a pensar sobre los efectos de los discursos de la comunicación en la ideología.
Conjunté esta preocupación, el gusto por la música y mi relación contradictoria con ella, por la forma en cómo nos configura como sujetos. Pensé que la música era un espacio importante para estudiar el aspecto ideológico de la cultura”, explica.
El trabajo de investigación de la doctora en filosofía por la Universidad de Loughborough, Inglaterra, lo integran títulos como El bolero y la educación sentimental en México y El rock mexicano. Un espacio en disputa, así como participaciones en libros internacionales como Sonic Politics. Music and Social Movement in the Americas 1960s to the Present.
Políticas de la lengua en México
El trabajo más reciente de la académica mexicana versa en la política de la escritura. De acuerdo con María del Carmen de la Peza Casares, un porcentaje considerable de los jóvenes que ingresan a la universidad no sabe leer ni escribir.
“Realicé una evaluación de los alumnos de primer ingreso y pude reconocer que los jóvenes llegan a la universidad sin saber leer y escribir. Diez por ciento de los alumnos llega analfabeta. Por cada 100 palabras, presentan un promedio de seis errores de ortografía. Sin embargo, no significa que sean tontos, porque han sobrevivido toda la edad escolar sin saber leer y escribir, han pasado el examen de admisión pero no saben las reglas de la escritura”, señala.
Además de la investigación, la doctora De la Peza Casares disfruta su tiempo libre en compañía de sus nietas, aprovecha para salir a caminar y pasar tiempo con amigos cercanos.
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